He comenzado esta lista con cinco escritores que de alguna manera me han influenciado, pero la lista completa de mis favoritos sería interminable. De los escritores rusos, y de Pushkin en particular, he aprendido cómo se debe contar una historia, sin recurrir a provocativos alardes estilísticos, pesadas descripciones o diálogos insulsos e innecesarios. 

Por lo general las vidas de la gente corriente son anodinas, aburridas y carentes de fantasía. Alguien tiene que convertir ese tedio cotidiano, en una fantástica aventura. Junto con otros muchos evaucadores, este probablemente sea el mejor.

Miles de afortunados lectores han podido viajar con la imaginación a la magia de otro mundo donde las cosas suceden de forma distinta del real, tal como las veía él, y han quedado fascinados. Macondo es una aldea mágica creada por un mago. 

Este fue un escritor de izquierdas, porque es raro encontrar un buen escritor de derechas, es a la izquierda donde está el sufrimiento de la gente pequeña, provocado por la gente grande, y la motivación que produce los grandes escritores. 

Todavía conservo cartas de la breve correspondencia que mantuve con él sobre una de mis novelas. 

Este es un escritor y poeta en prosa excepcional, rodeado de una pandilla de exhibicionistas literarios sin talento, sin creatividad y mucho menos gracia, pero que han tenido la habilidad de rebajar a los lectores, al menos la mayoría, a su mismo nivel intelectual. 

Es sarcástico y ácido a veces, pero la realidad cultural en la que le ha tocado  vivir es tan banal, incongruente y absurda que no se puede tener en cuenta. Hay que pasar por encima con un inteligente sarcasmo. 

Maestro del arte de provocar y despertar las conciencias adormecidas sin ofender, sino todo lo contrario, porque sus críticas son bellas e inteligentes que se escuchan con agrado incluso por sus opositores, que como los tendría por millares.